martes, 29 de noviembre de 2011

Hunter

No sé si algún día sabré lo que le pasaba a mi perico Hunter S. Thompson (nombrado así en honor al genial y excesivo escritor gringo Hunter S. Thompson y al cual yo de cariño y en tantas noches de compañía le llamaba solo de hunter) por la cabeza de perico suya y los motivos o disparadores que lo llevaron a tratar de salirse del cuarto en el que vivía conmigo, de la casa en la que vivíamos juntos y hacia la naturaleza.

A veces pienso que no es más que una suma de circunstancias arbitrarias, como el hecho de que yo viva cerca de una zona de muchos arboles, que ya se hubiera escapado antes y que conociera una salida o que justo ese día que se escapo hubieran dejado la puerta de la casa abierta mientras yo no me encontraba para cuidarlo. O tal vez era posible que en su pequeña cabeza de perico estuviera ya escrito e implantado como un comando de programación que a la edad en la que estaba de vida iba a intentar salir hacia lo salvaje sin duda en busca de una chica perica o quién sabe qué clase de placer de perico que se le fue a antojar y ocupaba satisfacer de forma inmediata. Dios sabe que a veces uno no se puede aguantar. Tal vez necesitaba sentir el frio de noviembre en su pecho y el viento bajo sus alas. y estar en su hábitat verdadero de una vez por todas.

Tal vez no ayudo que justo en esta época de noviembre, los cielos de mañana de sabanilla se ven usurpados por bandadas de pericos de su misma especie en plena migración. Seguramente por eso gritaba todas las mañanas sin falta y con una de las mayores consistencias y determinaciones que jamás hubiese yo presenciado anteriormente en algún animal. Para pesar mío y de mi sueño si acaso unas horas antes adquirido, me veía yo en obligación de agarrarlo de la ventana donde se paraba a gritar son todas sus fuerzas de perico y colocandole una camisa encima lograba que no me picara y lo metía a la jaula y lo tapaba para que no gritara más. No se puede negar tampoco que un factor determinante fue mi indecisión eterna de no saber si cortarle las alas del todo. Parecía ser lo más lógico si quería disminuir la posibilidad de que se fuera, pero no me pude convencer de hacerlo. Sentia que le hubiera quitado algo que no sabía que era, pero que me parecía muy serio. Asi que solo le recorte algunas plumas inferiores que en teoría solo le quitarían un poco de rango y duración al volar.

De todos modos ya era suficiente que lo obligara yo toda su corta vida de perico a estar dentro de una casa todo el día. Y no podría decir que hunter llevara una vida normal de perico, incluso al compararla con la de cualquier otra ave en cautiverio. A veces le tocaba entretenerme a altas horas de la madrugada y soportar numerosas prendidas y apagadas de luz según correspondiera el caso. Nunca olvidare como se sacudía las plumas y se encrespaba, justo antes de volver a ver el bombillo directa y detenidamente con sus pequeños ojos de perico y con determinación lo enjachaba como preguntándose porque le jodian la vida y si era posible que el sol brillara y dejara de brillar de manera tan radical.

La verdad es que nunca sabré que tan inteligente o estúpido era hunter. No sé si se escapo buscando una vida más feliz a la que yo en cautiverio lo sometía. O si solo correspondió a un simple deseo de volar hacia un rumbo desconocido y que por mala fortuna terminara solo y sin el amparo y la seguridad a la cual estaba acostumbrado. De lo único que puedo dar verdadero testimonio es del cariño sincero que nos teníamos. Y de que un amor de mascota es tan fuerte como cualquiera. Incluso más sincero que un amor en el que de manera egocéntrica nos importa más lo que el otro piensa de uno, que lo que nosotros pensamos del otro o hasta a veces lo que pensamos sobre nosotros mismos.

A las mascotas se les quiere en su inconsciencia y su inocencia. Porque uno las cuida y quiere lo mejor para ellas. Como a un hijo o a un hermano o a un amigo. En general se suele ser un poco escaso de visión para entender porque pasan las cosas, pero lo mas ideal que se puede hacer en cualquier caso es esperar lo mejor. Por eso con todo mi amor, espero que mi perico donde sea que este, este en un mejor lugar, más feliz y que tal vez y al rato, en su pequeña cabeza de perico, se acuerde de mi.

martes, 18 de octubre de 2011

Marisol

Esos poquitos besos que me diste
combinados con el azucarado aroma de tu aliento
fueron perfectos para despertarme el corazon
y devolverle algo de sentimiento
porque si he de ser sincero
hace mucho que me encuentro anestesiado
la historia de mi amor ya esta gastada
e ilusionarme es juego del pasado
y aun cuando tu desinteres es notable
y lo que hubo fue cariño fingido
igual me atrevo a conservar el recuerdo
pues tu belleza le da algo de sentido
no es mi intencion molestarte
con un verso de madrugada improvisado
Solo me nace una necesidad de comunicar
algo que no quiero dar por sentado
Que aprecio con desmedida emocion
que hayas estado en mis brazos
y que los besos que me regalaste
destruyeron mi insensibilidad en pedazos.

martes, 15 de marzo de 2011

Mis memorias.

Solo quiero pensar que esta vida seguira
Que no se borrara mi memoria aunque no este vivo
no quiero entregar al olvido
mi manera de ser y de pensar
que tanto me ha costado moldear
y que tanto he sufrido
Por estas memorias renuncie a mucho
y si han de morir conmigo
el universo no es justo.

jueves, 17 de febrero de 2011

Juguemos al amor.

Juguemos al amor, miamor.
Juguemos aunque sea un rato.
Juguemos sin temor y te prometo que no te maltrato.
Pero solo por un rato.
Y si el rato se acaba..
pues gana el que rompa el contrato.

jueves, 24 de junio de 2010

Sad Angel

Sad angel

A fake sun sets behind your back

Mad Angel

we all could hear your mind crack

Deprecated Angel

Your happines was superseded

Surrogate Angel

Getting what you never needed

No wind beneath your wings

No line on your horizon

Heaven ripping at the seams

freedom skies held out for ransom

Exiled angel

thrown out of paradise during your sleep

Dreary angel

none of the fun was meant to keep

Display angel

Arms pinned down behind a wall of glass

Abdicated angel

broken bones and falling fast

viernes, 11 de junio de 2010

Reflejo

Sonrío y el sonríe conmigo. Como si entendiera también la ironía de que un reflejo de espejo fuera tan descarado. Como si a el se le ocurriera al mismo tiempo. Lo miro a los ojos, y con la cara me dice todas las verdades ocultas detrás de todas las mentiras que he dicho. Y si le trato de reclamar, lo que hace es arremedarme. Burlón e insolente. Como queriendo decirme que cualquier reclamo es necedad. Solo porque sabe que a el no lo puedo engañar.

domingo, 16 de mayo de 2010

El Techo Encima.

Siempre supe que el techo de mi cuarto me iba a caer encima. No era que lo sabia con certeza. Como uno sabe que se va a levantar de la cama y va a comer algo. No lo sabia asi, pero lo sabia. A veces se me venia a la mente la escena, sin que necesariamente estuviera pensando en ello. Otras veces me levantaba de golpe en la madrugada. Seguro de haber escuchado el fuerte sonido de madera o perling cediendo. Creo que fue asi como empeze a obsesionarme con la idea. Y entonces ya después lo pensaba deliberadamente. Me imaginaba que tipo de muerte seria. Repentina y rápida de un golpe certero a la cabeza? O quedaría convenientemente acomodado entre escombros para morir de desesperación y ansiedad antes de morir de pánico o hambre? Pero como siempre en la vida, lo que sucedió fue lo que menos había imaginado. Y no es decir poco, pues en mis muchas noches de pereza había llegado a considerar la mayor cantidad de escenarios que se me pudieron ocurrir. Hubo una época incluso, en la que estaba seguro que mis pensamientos desviados eran una especie de advertencia de algun ser superior que quería prepararme para lo que estaba apunto de ocurrir. Como si tal vez sabiéndolo desde antes, estaría mejor preparado y tuviera mayor oportunidad de salir con vida. Pero deseche la idea después de algun tiempo, cuando me di cuenta que la única razón por la que el techo se iba a caer, era para matarme. Nunca me aterro pensarlo, ni me alejo del sueño. Sino que siempre estaba en una especie de estado de alerta, y esto era lo que en realidad me molestaba. Porque no quería darme cuenta cuando sucediera. Para mi la mejor opción era sin duda morir de manera rápida y sin dolor. Curioso como me daba mas miedo el dolor, que la muerte. Si algo nos asegurara que la muerte no duele, le temeríamos igual? Tal vez no. Pero en mi caso, yo temia también la incertidumbre de lo que fuera a suceder después de morir. Asi que la idea de morir no se me hacia mas amigable. Pero igual la seguía pensando y esperando. Como consecuencia directa del techo cayéndome encima. Y asi pasaba el tiempo como si estuviera a punto de suceder. Atento a cualquier crujido o grieta repentina. Me caia el techo todo entero como una sola pieza mientras estaba acostado viendo tele. Entonces causaba una presión casi homogénea en todo mi cuerpo, que se explotaba como paquetito de salsa de tomate bajo una llanta de carro. Me caia un solo pedazo lo suficientemente grueso y centrado como para desnucarme y matarme de golpe. Y de paso, estaba lloviendo, entonces por el hueco entraba agua y se me mojaba la computadora. O sino se caia toda la casa entera. Asi que mi cuarto era el ultimo en colapsar, dándome suficiente tiempo para saber que toda mi familia había muerto primero y que yo estaba a punto de morir también. Le dio un sentimiento especial a mis noches debo decir, pues antes de dormir siempre me planteaba que tal vez no iba a amanecer al siguiente dia, entonces me despedia de la noche con ese aprecio del que sabe que es la ultima o al menos lo considera. Pero siempre amanecía. Y cuando abria los ojos, lo primero que estaba ahí era el techo. Y desde la primera hora de la mañana, ya lo veía donde se acercaba de manera rápida y violenta. Como si hubiera esperado toda la noche, pendiendo de una ultima fuerza en su estructura comprometida, para dejarse colapsar sobre mi apenas estuviera de vuelta de mi sueño. El peso tan insoportable. Una fuerza de magnitud incomparable a cualquiera antes sentida. Toda sobre mis entrañas sin ningún tipo de reserva. Un dolor inaguantable que sacaba los huesos de sus lugares y los quebraba en multiples pedazos. Peso y dolor. Agonia y después muerte. Este era sin duda mi destino. No era que ya lo había aceptado, sino que lo esperaba en cualquier momento.