jueves, 4 de marzo de 2010

Esperando.

Otra noche de humos y fiesta. Otra mesa llena de latas vacías y sin amor. Otro zarpe, otra madrugada. Y nada que llegas. Nada que te sientas a mi lado queriendo conocerme. Pero yo siempre vuelvo, a esperarte con paciencia. Donde sea que estés, estas decidiendo venir a mi sin saberlo. A veces me fallas por tan poco. Te veía venir perfecta. Pero entonces tomas el asiento del frente. Y yo te veo, de lejos. Te miro a los ojos con detenimiento. Tratando de ver si en serio estas ahí. Esperando que me reconozcas a pesar de nuestro anonimato. Pero te engaña la indiferencia, y a mi la soledad. Olvidas que nos conocimos de noche. En sueños. Creados de fantasía y ansias los dos. Juramos juntos que nos encontraríamos, que la conciencia y la distancia no nos traicionarían. Lo decías tan decidida. Me sujetabas fuerte la mano, firme y concreta en medio mar de abstracciones. Te creí. En verdad pensé que lo lograríamos. Todavía lo pienso. Lo pienso y lo vuelvo a pensar, hasta que no solo lo pienso, sino que lo se. Por eso cada noche nos encontremos o no, yo renuevo mi promesa. Y soy tan fiel a la ilusión de que existes, que me da miedo que nunca despiertes. Que de noche, de nuevo, cuando te acuestes , sueñes con un hombre desconocido, sentado en una mesa llena de latas vacías. Y que yo, despierto, te siga esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario